Jesús ora: No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».
Este texto forma parte de la oración de Jesús. Aquí encontramos que la oración no es sólo una cuestión de "hablar y pedir algo a Dios", sino más bien de una "relación e intimidad con Dios". Jesús dice: "Tú, Padre, estás en mí y yo en ti". Sin embargo, a diferencia de la impresión común de intimidad que tiende a "excluir" a los demás, la intimidad de Jesús y del Padre "abraza" a todos. Él dice: "Tú en mí y yo en ti, para que ellos también estén en nosotros". Así, la oración no es una relación únicamente entre "yo y Dios", sino una relación entre "yo, Dios y el otro". La imagen de la oración no es como "una línea vertical", sino como "un triángulo".
En el Mensaje para 2023, el hermano Alois escribe: "La vida interior no es una aspiración buscada en aislamiento, sino que se prolonga en una marcha común con quienes comparten la misma búsqueda". En efecto, la oración nos lleva a "romper el aislamiento y entrar en relación con los demás". Doroteo de Gaza, un cristiano que vivió en Palestina a principios del siglo VI, lo describió bien: "Imaginemos que el mundo es un círculo, que Dios es el centro y que los radios son las distintas formas de vivir de los seres humanos. Cuando los que desean acercarse a Dios caminan hacia el centro del círculo, se acercan unos a otros al mismo tiempo que a Dios. Cuanto más se acercan a Dios, más se acercan unos a otros. Y cuanto más se acercan unos a otros, más se acercan a Dios".
En estos tiempos en los que la "diversidad" y el "pluralismo" son términos importantes para mucha gente, la invitación a vivir en unidad puede parecer irrelevante e impopular. ¿No deberíamos respetar todas las diferencias entre las personas? Efectivamente, hay que respetar las diferencias, pero ¿qué pasa con la convivencia? Vivir en caminos paralelos que nunca se encuentran puede ser un pretexto para vivir en la división y la separación.
Por tanto, dejemos de ver las diferencias como problemas que hay que resolver. En lugar de eso, aprendamos a ver las diferencias como un regalo que debe ser recibido con gratitud: un hermoso regalo que al mismo tiempo nos desafía a ser humildes y creativos. Yo, tú y ellos: todos somos diferentes. Pero la fe nos invita a vivir en unidad y solidaridad, "Tú en mí y yo en ti, para que ellos también estén en nosotros".
¡No caminamos solos. Caminamos juntos!
¿Cómo podemos afrontar las diferencias que existen en esta vida? ¿Cuáles son los retos? ¿Tienes sugerencias para afrontarlos de forma creativa? "Unidad en la diversidad". ¿Qué dirías de esta expresión? ¿Podrías dar algunos ejemplos?