TAIZÉ

Taizé y América latina

 
La historia de Taizé en Latinoamérica remonta a hace mucho tiempo. Comenzó en noviembre de 1958. El hermano Roger se encontraba en Roma con ocasión del comienzo del ministerio del papa Juan XXIII, y allí se encontró con una de las grandes figuras del episcopado latinoamericano, Monseñor Manuel Larraín, obispo de Talca (Chile). Fue el principio de una gran amistad. El hermano Roger descubrió así los grandes problemas de todo tipo que sufrían en Latinoamérica.

La Operación Esperanza

En 1962, el hermano Roger se enteró de que Monseñor Larraín estaba poniendo en práctica una intención de la que ya le había hablado en Roma: dar la tierra que poseía su diócesis para crear una cooperativa agrícola. El hermano Roger organizó una colecta en Taizé para apoyar el proyecto.

En octubre de 1962 comenzó el Concilio Vaticano II en Roma. El hermano Roger volvió a encontrarse allí con Monseñor Larrain. Éste le informó que otros obispos latinoamericanos tenían la misma intención que él, entre ellos el cardenal Silva, de Santiago: «Tenemos tierras, tenemos pobres, pero no tenemos los medios necesarios para establecer cooperativas agrícolas que, apoyadas en sus comienzos, puedan ser independientes posteriormente.»

En 1963, a petición de Monseñor Larraín, el hermano Roger lanzó en Europa una llamada a la solidaridad para «ayudar las iniciativas tomadas por los hermanos del continente sudamericano, a fin de devolver una esperanza de vida a hombres y mujeres que la habían perdido». Esta colecta se denominó Operación Esperanza. Se establecieron como objetivo doce proyectos concretos de cooperativas agrícolas y centros de formación agraria en varios países de Latinoamérica. Estos se multiplicaron con los años.

En 1964, Monseñor Larraín sugirió al hermano Roger dar un nuevo sentido a la colecta: participar no solamente en el bienestar de los más pobres, sino también en su promoción espiritual. Señaló la falta de Nuevos Testamentos y Taizé envió un millón de ejemplares de una nueva traducción realizada por un grupo ecuménico de expertos. Fue la primera traducción que tuvo en cuenta las particularidades lingüísticas de Latinoamérica. El Nuevo Testamento se finalizó en 1968. Se envió a todos los obispos del continente, a prorrata del número de habitantes. Se enviaron asimismo a las Iglesias protestantes, según el número de bautizados. Una nota sugería a cada lector que leyese el Nuevo Testamento a otras diez personas.

Al año siguiente, se preparó la misma edición del Nuevo Testamento en portugués: se enviaron 500.000 ejemplares a Brasil, de la misma forma que se hizo a los otros países.

Una fraternidad de hermanos en Brasil

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Desde los años 1950, se enviaron unos pocos hermanos de la comunidad para vivir en pequeñas fraternidades entre los más pobres. Al final del Concilio se planteó la siguiente cuestión: ¿haría falta una fraternidad así en Latinoamérica? Dado el vínculo que existía con Monseñor Larraín y otros obispos chilenos, Chile parecía ser el país obvio. Se prepararon para ello varios hermanos. Un mes antes de su salida para Chile, el abad benedictino de Olinda, en Brasil, pasó por Taizé y pidió al hermano Roger, en nombre del obispo Don Helder Camara, que enviara hermanos a vivir a Recife. Se optó por Brasil. Desde 1966, los hermanos vivieron con algunos jóvenes benedictinos cerca del monasterio de Olinda.

Posteriormente, los hermanos se desplazaron a Vitoria, más al sur, donde vivieron de 1972 a 1978.

En 1978, fueron más al norte y se establecieron en Alagoinhas, en el Estado de Bahía. Comparten la vida y los problemas de un barrio pobre, se ocupan de los niños, apoyan la creación de una escuela para niños con discapacidades y realizan retiros y sesiones.

El hermano Roger en Latinoamérica

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En agosto de 1968, el papa Pablo VI invitó al hermano Roger a ir a Bogotá (Colombia) en su avión. Le acompañaba otro hermano y se quedó en este país para la Conferencia General del CELAM en Medellín, a la que asistió como observador. Durante su estancia en Bogotá, el hermano Roger se alojó en una favela.

En enero de 1975, después de haber participado en el encuentro de jóvenes de Guadalajara, el hermano Roger viajó a Chile con otros dos hermanos, un año y medio después del golpe de Estado. Esta vez también se alojó en un barrio pobre.

En noviembre-diciembre de 1979 volvió a Chile con hermanos y jóvenes y vivió en Temuco, en una barraca entre los indios mapuches. Allí escribió Itinerario de un peregrino. Pasó la noche de Navidad en una prisión de mujeres de Santiago.

En febrero de 1979, el hermano Roger fue invitado como observador a la Conferencia general del episcopado latinoamericano en Puebla (México). Fue con otros dos hermanos.

En noviembre-diciembre de 1983, fue por última vez a Latinoamérica, acompañado por algunos hermanos, y estuvo en Haití y en la República Dominicana. Allí escribió la Carta de Haití.

Encuentros con los jóvenes

El Concilio de los jóvenes se lanzó en Taizé en 1970. A partir de 1973 algunos jóvenes empezaron a recorrer Latinoamérica organizando encuentros: México, Argentina, Perú, Colombia, Paraguay, Bolivia, Brasil…

El más importante de todos se celebró en diciembre de 1974 en Guadalajara (México), en presencia del hermano Roger. Fue el primer encuentro de Taizé en el que hubo acogida por parte de familias, en los barrios, y éste se convertiría en el modelo de los encuentros posteriores tanto en Europa como en otros continentes.

Estos encuentros continuaron hasta finales de los años 1970. El concilio de jóvenes dejó de celebrarse en 1979 y fue remplazado por una «peregrinación de confianza a través de la Tierra». Hubo entonces una larga pausa en los encuentros en Latinoamérica y se reanudaron en Brasil a partir de 1997: los hermanos de Alagoinhas comenzaron a organizar un encuentro en algún punto del país todos los años.

En octubre de 1998, dos hermanos participaron en el encuentro continental de jóvenes latinoamericanos en Chile. Se organizaron oraciones en la iglesia de San Francisco en Santiago y participaron también en el Congreso Latinoamericano del CELAM en la ciudad de Punta de Tralca.

Desde entonces, hubo varios encuentros de jóvenes en México, como etapas de la peregrinación de confianza, entre 1999 y 2005, y en América Central en 2006.

El primer encuentro internacional de jóvenes en Latinoamérica en Cochabamba

Por invitación del obispo de El Alto, Bolivia, los hermanos prepararon un encuentro de jóvenes en su diócesis en mayo de 2004.

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Después, tras varias visitas a Bolivia y diálogos con los obispos, se tomó la decisión de celebrar un encuentro internacional de jóvenes en Cochabamba en octubre de 2007. Preparado durante meses con las parroquias y las familias de la ciudad y sus alrededores, el encuentro reunió a 7.000 participantes procedentes de distintas regiones de Bolivia, de todos los países de Latinoamérica y de algunos europeos. El hermano Alois, sucesor del hermano Roger como prior de Taizé, escribió la "Carta de Cochabamba". Fue allí donde, a causa de la presencia de 300 jóvenes chilenos, surgió la idea de que el segundo encuentro internacional en Latinoamérica tuviera lugar tres años más tarde en Santiago.

Jóvenes latinoamericanos en Taizé

Hacia fines de los años 80’, se estableció un intercambio regular entre Taizé y los jóvenes latinoamericanos. Fueron, primero, los chilenos, argentinos y brasileños quienes fueron invitados a Taizé para participar en la acogida y en los encuentros internacionales de jóvenes por un período de tres meses. Actualmente casi todos los países del continente están representados. Luego de su estadía, son la riqueza de la vida comunitaria, la regularidad de la oración y el descubrimiento de la universalidad de la Iglesia los valores fuertes que les permiten, de vuelta a casa, de renovar su compromiso con la Iglesia y con la sociedad.

Última actualización: 19 de julio de 2010