TAIZÉ

Japon

2010 : Retiro en Sengari Camp

 
Uno de los hermanos estuvo en Japón en noviembre-diciembre de 2010 para una serie de encuentros y de oraciones en las diferentes regiones del país: Sapporo, Tokio, Nagasaki, Yokohama, Fukuoka, Ube…
Su programa también comprendió un retiro para los estudiantes de la Universidad Kwansei Gakuin.
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El último fin de semana de noviembre, un retiro para estudiantes tuvo lugar en Sengari Camp, Universidad Kwansei Gakuin. Un retiro similar se había efectuado por primera vez en junio de 2009. Más tarde, los participantes dijeron: « ¡El año próximo, de nuevo, por favor! » Para responder a sus peticiones, invitamos de nuevo a uno de los hermanos de Taizé y el « Retiro 2010 a Sengari » fue uno de los acontecimientos oficiales de nuestra universidad. 70 participantes se inscribieron, más de la mitad de ellos ya habían participado al de 2009. Los estudiantes prepararon este fin de semana con mucho entusiasmo. Uno de ellos escribe: «Participé en el retiro del último año y desde entonces esperaba este momento. El último año, escuchando las palabras y los cantos, recibí un consuelo interior que me libera de ciertas ilusiones. »

«El pozo del encuentro»

Fue a finales de otoño y toda la naturaleza estaba en fiesta en el campus: hojas amarillas y rojas bajo un cielo sereno. En semejante medio ambiente, el tema del retiro cayó muy bien: «Sed de una vida en plenitud: Una llamada a transformar el mundo». Gracias a los encuentros plenarios y a las discusiones en pequeños grupos sobre el encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo (Jn 4), los participantes pudieron darse cuenta que ciertamente en ese momento, Sengari Camp, se había convertido para ellos en el «pozo del encuentro»: encuentro con lo esencial y encuentro con el otro en profundidad. Un estudiante escribe: « En el compartir, fue la primera vez que encontraba los miembros de mi grupo. Pero pudimos abrir nuestros corazones unos a otros muy naturalmente y muy francamente. ¡Fue verdaderamente increíble! Creo que tal vez fue posible porque sentíamos que todos estábamos juntos por el mismo motivo. »

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Uno de los momentos más impresionantes fue la presentación de los pósteres preparados por cada grupo, como obras de arte, que confeccionaron valiéndose de piezas recortadas de viejos periódicos y revistas. Expresaban con fuerza lo que cada uno, en los grupos, había dicho de su ’sed ’. Expresaron su sed de relaciones humanas, otros su sed que concernía a las preguntas concretas de su vida diaria, otros(as) expresaron el deseo de un sentido a su vida. ¡Al ver y escuchar sus reacciones, quedé muy impresionado por su creatividad y su sentido del humor!

Reflexión en silencio

Al mismo tiempo, los estudiantes también apreciaron los momentos de reflexión personal en silencio. Sobre todo para los que participaban por primera vez, el silencio fue una experiencia totalmente nueva que tuvo un gran impacto.

_ Un estudiante cuenta: « La reflexión en silencio me marcó mucho. Al principio, no sabía verdaderamente qué hacer. Comencé a caminar a través del bosque, y luego, me senté en un banco en un lugar tranquilo. Primero pensé en los temas presentados para el encuentro general, pero poco a poco mi espíritu se abrió y me puse a reflexionar. ¡Y de repente, me di cuenta de que ya era hora de volver para el próximo encuentro ! »

El lugar donde rezamos fue preparado magníficamente con símbolos muy simples: iconos, velas, un poco de verdor, tejidos de colores, y muchas hojas secas – amarillas, castañas y rojas – sobre el suelo. Durante la oración vespertina el primer día, los que lo querían tomaron una hoja y la pusieron al pie del icono de la Cruz. Fue una manera de confiarle a Cristo nuestras cargas, animados por las palabras de hermano Roger: «Soplar sobre las dificultades como el niño sopla sobre la hoja seca. » Rezamos frente a un gran ventanal a través del cual se veía el vasto panorama de la naturaleza cercana. La oración siguiente, temprano a la mañana, comenzó mientras que todavía era de noche. Poco a poco, durante el canto y el silencio, el sol se levantó. Uno de los estudiantes escribió más tarde:

«Esta mañana, cuando vi una luz roja en el cielo de la mañana, pensé en nuestra oración: ¡fue verdaderamente maravilloso el cantar juntos al alba! »

« Si supieras el don de Dios »

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Durante el encuentro y el compartir, escuchamos las palabras de Cristo a la samaritana: «Si supieras el don del Dios.» En el momento de dejar el campus, el último día, pude percibir una especie de "claridad" en las caras de los estudiantes. Esta claridad vino ciertamente de una confianza: ¿una confianza en el don del Dios depositados en cada uno de ellos? Apoyándose en ellos mismos y en otros una mirada diferente, los participantes mismos encontraron sin duda dones. Un estudiante dijo:

« Nunca había tenido mucha confianza en mí, siempre sentí que era peor que otros(as), en mis capacidades, mi apariencia y mi carácter. Pero durante el retiro me di cuenta que no tenemos que temer, Dios nos creó tal y como somos, y todos somos creados «buenos»; esta experiencia me ha verdaderamente liberado.

El tiempo pasó rápidamente. En sus vidas diarias, los estudiantes puede que todavía vivan momentos de decepción o de oscuridad. Pero creo firmemente que esta experiencia de reflexión y de compartir, aunque sea solamente una vez al año, les da coraje: el coraje de vivir su vida aprovechando sus dones, no sólo para ellos mismos, sino que también para otros.
Keiji Utebi es capellán en la Universidad Kwansei Gakuin

Un encuentro con uno de los hermanos

Kimiko nos escribe: "En noviembre, invitamos a uno de los hermanos a un encuentro del Student Christian Fellowship (SCF), un centro para los jóvenes en Tokio en el cual son acogidos sin importar su pertenencia religiosa. Cerca de sesenta personas vinieron a la oración, de diferentes confesiones y de diversas universidades.
El encuentro estaba sobre todo dirigido a los que generalmente no van a la iglesia. Tuve la idea porque no soy de familia cristiana y porque un encuentro de Taizé fue para mí como un punto de partida hacia la confianza en el Dios.
En Japón, menos de un por ciento de la población es cristiana y es difícil ver a jóvenes en las iglesias tradicionales. Los jóvenes japoneses en general no acostumbran ir a la iglesia. Y sin embargo, en medio de los sufrimientos de nuestra vida materialista, los jóvenes están en busca de lo que da un sentido a la vida.
Creí que este encuentro podría aportarles esperanza, con el fin de que ellos también pudieran entrar en una vida fundada sobre la confianza. Para muchos de ellos, era la primera vez que se quedaban en silencio delante de Dios, tal y como son. Fue una linda manera de demostrar que numerosos jóvenes son invitados a un viaje interior.

Alguno ecos de jóvenes al final del encuentro:

"Fue la primera vez que pasé un tiempo en silencio. Me quedé sorprendido de mi capacidad de rezar así. Era como si algo hubiera comenzado a arder en el fondo de mi corazón."

"Recientemente atravesé dificultades y me sentía aislado. Sin embargo, mirando el icono de la amistad, sentí la presencia de Dios más allá de toda pregunta y pude reconocer que no estaba solo."

"Sentí una sed enorme dentro de cada uno de los presentes... Hasta ahí, todo muy bien, pero rezando, me fui a pique, me di cuenta que tenía verdaderamente sed de algo."

Última actualización: 3 de febrero de 2011