Fiodar (Bielorrusia)
La alegría es fuente de salvación, es la vida en el Reino de Dios aquí y ahora. Aporta asimismo a la Iglesia una perspectiva escatológica, cuya falta es para el Hermano Alexandre la razón de los problemas de la Iglesia.
El mundo secularizado no puede reconocer esta alegría, porque quiere ser serio, «adulto». Pero Jesús no nos llama a ser «serios» o estrictos; nos dijo que fuéramos como niños (Mt 18,3). Solamente los niños saben verdaderamente lo que significa la alegría. Sólo ellos pueden recibir cada nuevo día como una nueva vida; sólo ellos pueden regocijarse sinceramente del presente. Nuestra llamada a ser como niños implica que deberíamos regocijarnos a pesar de todo. El Hermano Alexandre nos llama no solamente a recibir la salvación como una alegría, sino a considerar la alegría como la salvación.
Cristo no ha venido para fundar una religión en competencia con otras. En Él, Dios ha compartido nuestra condición para que cada ser humano se sepa amado por un amor de eternidad y encuentre así su alegría en una comunión con Dios. Al creer en Él, nuestros ojos se abren aún más a todo lo que es humano, el amor de una madre por su hijo, la devoción de los que cuidan a los enfermos...En estos actos de generosidad, Cristo está presente, a veces sin ser reconocido.
María Gabriela (Venezuela)
En nuestra parroquia universitaria, tenemos la oportunidad de trabajar con niños y adolescentes de muy bajos recursos, muchos excluidos de un buen sistema educativo, de un hogar estable donde reciban el cariño que necesitan para ser futuros hombres y mujeres de bien. En el trabajo, aunque a veces puede parecer difícil, siempre se logra las metas propuestas con la ayuda de Dios. El objetivo principal de esta labor, es demostrarles a estos niños que tienen una opción diferente de vida, que en Cristo hallarán las respuestas que necesitan y, por último, educar y promover los buenos valores que no reciben en sus casas.
La satisfacción que se siente al poder servir a otros que necesitan un poco más, es indescriptible. El poder apreciar la alegría que tienen estos niños, agradecidos por lo poco que podemos ofrecerles, es suficiente para llenarnos de esperanza y de fuerzas para enfrentar otras duras realidades que nos atacan hoy en día.
Como bien dice el eslogan que identifica esta labor: “Elegimos encender una luz en vez de maldecir la oscuridad”; muchos de nosotros hemos decidido esforzarnos por vencer a las sombras que nos agobian, en tratar de servir a nuestros semejantes, con la esperanza de que las diferencias políticas y sociales que nos mantienen en una constante incertidumbre algún día puedan ser superadas.
No podemos cambiar a todos, no podemos evitar que las desgracias ocurran, pero lo que si podemos es entregarnos a Dios, y servir a nuestros hermanos.
La pastoral universitaria, nos da la oportunidad de formarnos en la fe, nos ayuda a superar y comprender muchas de las adversidades a las que nos enfrentamos como jóvenes, también nos brinda la oportunidad de poder vivir en comunión con Dios, en medio de un mundo que carece de espiritualidad. Compartir con otros jóvenes que pasan por las mismas incertidumbres que nos rodean, nos permite ayudarnos unos a los otros y sentirnos siempre que tenemos una mano amiga que nos protege y que nos apoya. Nos motiva a trabajar, a servir, a amar y a conocer cuáles son nuestros talentos para que den muchos frutos.
Quisiéramos intentar siempre reencontrar la alegría de vivir. ¿De dónde viene esta alegría? Se despierta por el asombro de un encuentro, por la duración de una amistad, por la creación artística, o también, por la belleza de la naturaleza...
Erika & Riccardo (Italia)
Conocemos a personas con estilos de vida sencillos y que siempre están contentas, nos hacen darnos cuenta que la alegría es una verdadera riqueza de la vida.
Al casarnos, descubrimos que la alegría es contagiosa. Muchas personas han ofrecido su tiempo y sus competencias por un bello objetivo que procura una alegría colectiva. Pensamos que la alegría más pura y más durable se encuentra en el don gratuito de sí a los demás. Es importante volver a descubrir las razones de la alegría en un mundo en el que el bienestar oculta a veces una tristeza subyacente, una soledad interior. Rozar la vida de los otros con una sonrisa puede no crear grandes cambios, pero sí que puede hacer surgir un deseo de alegría. Nos damos cuenta también en el día a día que es necesario «hacer hueco» para que emerja la alegría: a veces una jornada muy cargada puede «ahogar» esos espacios de alegría auténtica. Intentamos dejarnos inspirar por la alegría, dejándole un espacio, mostrándola con nuestras palabras y con nuestra vida.
Cuando, en muchas ocasiones, la Biblia invita a la alegría, ella también nos muestra la fuente. Esta alegría no depende solamente de circunstancias momentáneas, viene de la confianza en Dios: “Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito: alegraos. El Señor está cerca”.
Teet (Estonia)
En momentos de angustia, de soledad, de oscuridad, cuando parece que no hay sentido en esta vida, puedo escuchar las palabras de Jesús escritas en mi corazón: «Las ovejas mías escuchan mi voz: yo las conozco y ellas me siguen. Nadie puede arrancar nada de la mano del Padre» (Cf. Jn 10, 27.29b). Es una fuente de esperanza y de alegría el saber en lo más profundo de mi corazón que, pase lo que pase, siempre puedo oír esa voz en mí. Él me conoce y yo le sigo. Ninguna fuerza puede llevarme lejos de Él porque el Padre me lleva entre sus manos.