Durante la Semana Santa, muchos jóvenes llegaron a Taizé para participar en las celebraciones de la Pasión y la Resurrección. En total, llegaron más de 9.000 jóvenes de toda Europa y otros continentes durante dos semanas, antes y después de la Pascua. Para los hermanos, al igual que para todos los visitantes, fue un verdadero ascenso a la alegría de la Pascua.
Como dijo el hermano Alois antes de su partida hacia Moscú, "por su resurrección, Cristo nos une, procedentes de diferentes confesiones cristianas y de distintos países. Vosotros, los jóvenes, podéis ayudar a que la luz de la Pascua, la luz de la resurrección, siga brillando incluso en las situaciones difíciles que atraviesa la humanidad".
En Moscú, del miércoles 20 al lunes 25 de abril de 2011, seis parroquias de la Iglesia Ortodoxa Rusa acogieron al hermano Alois, cuatro hermanos de la comunidad y 240 adultos jóvenes de 26 países, que participaron en la vida litúrgica ortodoxa del miércoles de Semana Santa al domingo de Resurrección. Es la primera vez que Taizé lleva una peregrinación a Rusia. El Jueves Santo, el Arcipreste Vsevolod Chaplin, presidente del Departamento para las relaciones entre la Iglesia y la sociedad, se reunió con todos los peregrinos. El Viernes Santo, todos los participantes fueron a Butovo, al sur de Moscú, donde murieron más de 20.000 personas durante el Gran Terror estalinista en 1935-36. La Iglesia rusa erigió un lugar para la memoria de los Nuevos Mártires. Numerosos obispos, sacerdotes y laicos murieron allí.
El sábado por la mañana, los peregrinos fueron recibidos por el Metropolitano Hilarión, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú. El sábado por la noche, participaron en la celebración de la noche de Pascua en las seis parroquias. La peregrinación concluyó el domingo con las solemnes vísperas de Pascua, presididas por el Patriarca Kirill I en la Catedral de Cristo Salvador.
Continúa la serie de extractos de vídeos de entrevistas inéditas con el hermano Roger. Para el mes de abril: “Algunos vieron"
En marzo y abril de 2011, uno de los hermanos pasó tres semanas en Canadá y unos días en Chicago. Escribe sobre su viaje: “En Toronto, por tercer año consecutivo, la iglesia del Santo Rosario nos acogió con motivo de una oración que se prolongó hasta avanzada la tarde del 11 de marzo. La pastoral juvenil de la Archidiócesis de Toronto tuvo la idea de celebrar este encuentro. Consciente del enorme desafío a que se enfrenta la pastoral juvenil, los responsables intentan poner en marcha iniciativas que llegan a los jóvenes y los llevan a profundizar en su fe. ... En Chicago y sus alrededores, iglesias de todas las denominaciones organizan veladas con los cantos de Taizé. Una pastora de la Iglesia Presbiteriana me dijo: "No vienen multitudes, pero sé que, para muchos, este es su único contacto con la fe. Es fundamental que haya algo para los que tienen sed de contemplación... Hay sed entre los jóvenes" me dijo. "Con frecuencia, tienen que arreglárselas por su cuenta. Pertenecen a una generación en la que la transmisión de la fe se ha detenido. Nosotros somos los que tenemos que presentar ideas".
Los dos retiros dirigidos por los hermanos de la comunidad presente en Nairobidesde 2009 reunieron a 120 participantes de diferentes países de África Oriental. La presencia de los jóvenes voluntarios europeos, que participan en diversos proyectos en Kenia, amplió el horizonte del encuentro. La oración común, tres veces al día, marca el ritmo de los días. El gesto del lavatorio de pies la noche del jueves, la oración en torno a la Cruz el viernes y la celebración de la luz la noche del sábado pusieron de relieve el tema elegido para las introducciones bíblicas y las sesiones de compartir por las mañanas: "Una profunda alegría, siguiendo a Cristo en su pasión y resurrección".
El programa de la tarde ofreció una oportunidad para reflexionar sobre la relación entre la fe y la vida cotidiana y sus desafíos. Los participantes visitaron a personas comprometidas con el trabajo social o que dan su vida sirviendo a los más pobres.
Los hermanos de Taizé regresaron a Camboya en abril de 2011. Uno de ellos comparte sus experiencias: "Ubi Caritas et amor, Deus ibi est". Qué sorpresa escuchar este canto de Taizé en Kampong Ko, un pequeño pueblo a las orillas de un río cerca de la ciudad de Kampong Thom, en el centro de Camboya. Nos recibió un sacerdote amigo que nos invitó a acompañarle a la Eucaristía dominical. El viaje hasta aquí duró 45 minutos en coche, y pasamos por la aldea donde nació Pol Pot - el líder de los Jemeres Rojos, que tanto sufrimiento causaron al país. ... Antes de los tiempos difíciles de los Jemeres Rojos, en este pueblo había una iglesia de piedra, e incluso un hospital y una escuela. Entonces todo cambió. La iglesia quedó destruida y los cristianos fueron víctimas de violencia y de amenazas de muerte. Muchos fueron mártires. Ahora no hay electricidad en el pueblo, y el agua del río se utiliza para todo: para lavar la ropa, bañarse, incluso como fuente de agua potable. El sacerdote nos explica que es frecuente que surjan enfermedades por ello. Muchas personas no han aprendido a leer y escribir. Así que la parroquia tomó la iniciativa de construir una escuela en el terreno parroquial. La esperanza de un futuro mejor. ...
Te alabamos, Cristo Jesús. La luz de tu rostro, la luz de la resurrección, brilla en nuestro corazón y en la oscuridad de la humanidad. Te encomendamos a los que están sufriendo las consecuencias de los desastres naturales, y también a aquellos que buscan justicia y son víctimas de violencia en todo el mundo. Ante el sufrimiento y la muerte, nos quedamos sin palabras. Pero al mirar hacia ti, Cristo, la confianza de la fe puede nacer y renacer en nosotros. El don de tu alegría de la Pascua vuelve a darnos valor para tener esperanza, enraizados en la fidelidad de Dios hacia nosotros.