La historia entre Perú y Chile no siempre ha sido fraterna, pero los jóvenes peruanos que habían participado en el encuentro de Santiago hablaban de lo bien que se les había acogido y la importancia de estos encuentros para crear confianza entre los pueblos.
La comunidad de Campoy, o también conocida como la parroquia Virgen de la Evangelización es una parroquia que pertenece a la Diócesis de Chósica y está ubicada en el distrito de San Juan de Lurigancho, al Oeste del centro de Lima, capital del Perú; es el distrito más poblado de América del Sur, así como también uno de los más pobres.
La mayoría de urbanizaciones, asentamientos humanos y barrios en general han sido inicialmente formado por migrantes de las provincias de la Sierra, por lo que no es raro encontrar personas que aún tienen las costumbres andinas e incluso practicando la lengua materna, el Quechua.
La parroquia tiene sus inicios en el año 2001 y la sede se encuentra en un lugar llamado Cerro El Gallo, y abarca toda la urbanización llamada Campoy; está conformada por 6 comunidades con sus respectivas capillas y se tiene proyectado añadir 2 comunidades más.
Las actividades comunitarias son vastas: desde una ludoteca (Espacio de juego para niños y adolescentes) a la Catequesis Familiar; pasando por un grupo de Adolescentes, Catequesis Juvenil y de Adultos hasta varios talleres de danzas, grupos de teatro y coros varios.
Además la parroquia también brinda asistencia social en el policlinico que lleva el mismo nombre; y cuenta además con vivero y wawa wasi (guardería)
En la ciudad de Arequipa en el barrio de El Tomillo, a dos mil trescientos metros de altitud al pie de grandes volcanes siempre nevados, una parroquia es el centro donde todo un barrio pobre encuentra acogida y todo tipo de ayuda: comedor para niños y ancianos, clínica, servicios sociales, jurídicos y psicológicos, escuela para niños de 6 meses hasta los 6 años cuyas madres solteras trabajan durante el día.
Algunos de los jóvenes de estas comunidades participaron en el encuentro de Cochabamba en 2007 y en Santiago 2010, para ellos fue una alegría que un hermano de Taizé llegara hasta su barrio para compartir con ellos. Para los momentos de oración de la tarde no dudaron en invitar ampliamente a otras comunidades de sus ciudades. Con ilusión prepararon los cantos y un lugar acogedor para la oración. Lo que impresiona de los jóvenes peruanos es su manera de vivir la fe, en medio de las muchas manifestaciones de una fe arraigada en una cultura de religiosidad popular, ellos buscan espacios y nuevos momentos para un encuentro más profundo con Cristo.