Esta Semana Santa, que culminará mañana en la celebración de la Pascua, nos permite vivir días de intensidad. Habiendo llegado aquí de distintos países, experimentamos una comunión que supera los límites de los idiomas y las denominaciones.
Mañana nos saludaremos los unos a los otros, como lo hacen los cristianos alrededor del mundo, con estas palabras: “Cristo ha resucitado – ¡Verdaderamente ha resucitado!”
Es él, el Señor Resucitado, quien nos reúne. Aunque permanece invisible a nuestros ojos, él puede estar misteriosamente presente para cada ser humano, para cada uno de nosotros.
En la cruz Jesús sufrió terriblemente y murió como un criminal. Pero en las profundidades de este sufrimiento discernimos una realidad que es aún más profunda. Lo vemos aparecer en el icono de la Cruz: Jesús extiende sus brazos para acoger a cada ser humano en su amor. Incluso con nuestras fallas y nuestra violencia interna, somos acogidos por él.
De esta forma el sufrimiento y la muerte de Jesús transforman nuestro sufrimiento y nuestra muerte. La tragedia no está eliminada; permanecemos desorientados frente al mal. Pero del mismo modo que para Jesús, más profundo que el mal, una luz de esperanza brilla, incluso si nosotros apenas nos damos cuenta de ello. La llama puede parpadear, pero no se apagará.
Para alimentar esta llama de esperanza nos necesitamos los unos a los otros. Nosotros, los hermanos, nos gustaría hacer todo lo que podamos para que ustedes descubran esta esperanza en sus vidas. Y, a la inversa, su presencia aquí en Taizé alimenta nuestra esperanza.
Sí, es Jesucristo quien nos une. Y él quiere que seamos buscadores fervorosos de comunión, creadores de amistad entre creyentes y no creyentes.
El Hermano Roger incluyó este pasión por la comunión en la vocación de nuestra comunidad. Y ustedes saben que el próximo año le estaremos recordando en varias celebraciones, especialmente el 16 de agosto, diez años después del día en que fue asesinado aquí en esta Iglesia.
Es a causa de esta pasión por la comunión que no todos nosotros vivimos aquí en Taizé, sino que algunos hermanos viven en pequeños grupos en diferentes continentes, y otros viajan para visitar diferentes países para escuchar lo que otros viven.
Y por esto, dos hermanos fueron a Ucrania un mes atrás. Muchos jóvenes de ese país vienen aquí y a los encuentros europeos. No podíamos solo observar desde lejos lo que están atravesando
Otro hermano partirá a Rusia el lunes para celebrar la semana de Pascua con los cristianos de ese país. En el severo conflicto que se está llevando en este momento; hay, en ambos países, mujeres y hombres que quieren paz.
El misma pasión por la comunión nos guía a buscar caminos que nos lleven hacia una visible unidad entre cristianos. Y parece que en el tiempo actual es propicio para tomar pasos más allá en esta dirección.
La llama de la esperanza que Cristo enciende en cada uno de nosotros une a todos los bautizados. Haciendo esa unidad más visible es la condición para que el fuego del amor de Cristo brille para quienes buscan esperanza.
Por eso os pido que recéis por aquellos que tienen un ministerio en las distintas Iglesias: Protestante, Ortodoxa y Católica: ya sea que son cercanas a ustedes o si tienen responsabilidades más amplias. Realmente tienen una muy difícil tarea para ser “buenos pastores” como Jesús lo pidió.
En Taizé estamos infinitamente agradecidos por la confianza que encontramos entre los líderes de varias Iglesias. Pude sentir esto cuando el año pasado fui parte de la Asamblea General del Consejo Mundial de Iglesias. Se llevó a cabo en Corea del Sur, en Busan, y reunió a muchos líderes de las Iglesias Protestantes y Ortodoxas.
En esa ocasión, tuve la oportunidad de visitar Corea del Norte. Los encuentros que pude tener con diferentes personas allí permanecen grabado en mi memoria. Y estos días recordamos en nuestras oraciones las víctimas, incluyendo muchos niños, del reciente naufragio en Corea del Sur.
El año pasado también, pasamos la Epifanía con cientos de jóvenes en Estambul. ¡Qué hermosa acogida recibimos del Patriarca Bartolomé de Constantinopla!
Y quisiera decir algo sobre el Papa Francisco. Él me recibió a finales de noviembre y hablamos juntos. ¡Cuánta bondad irradia de él, cuánta comprensión de nuestra comunidad! Él me animó fuertemente a seguir acogiendo a los jóvenes en Taizé y continuar nuestra vida como una comunidad ecuménica.
Tuve la oportunidad de saludarlo nuevamente hace tres semanas durante la Eucaristía que celebra cada mañana en su pequeña capilla. Y el mismo día, por la tarde, Benedicto XVI me acogió en el monasterio en el Vaticano donde se retiró. Le agradecí por la hospitalidad que nos demostró durante el encuentro europeo en Roma y por la inolvidable oración en la Plaza de San Pedro el 29 de diciembre de 2012.
También me gustaría que recordéis en vuestras oraciones, las próximas etapas de la Peregrinación de Confianza. Los hermanos están actualmente en Texas por una peregrinación que involucra tres encuentros en Austin, Dallas y Houston. Por mi parte, me iré al final de la próxima semana a México. Por varios meses ya algunos hermanos han estado preparando un encuentro de jóvenes adultos en la Ciudad de México.
Cuando regreséis a vuestra casa, también continuareis la peregrinación de confianza en vuestra cotidianidad. Confiemos en que Cristo Resucitado nos precede en nuestro camino y que nos acoge y permanece a nuestro lado a donde quiera que vayamos.