Esta estancia de los dos hermanos en Oriente Medio continúa actualmente. A continuación, nuevas noticias sobre sus visitas a los refugiados. Antes de Navidad, el hermano Alois se reunirá con ellos en el Líbano.
Oración en Beirut
El viernes 18 de diciembre, a las 19h, en la iglesia de las Hermanas Franciscanas en Badaro, Beirut, se celebrará una oración con cantos de Taizé, en la que estarán presentes el hermano Alois y los hermanos que residen actualmente en Oriente Medio.
Primeros días en el Líbano
Desde los primeros días de nuestra estancia, hemos podido visitar a algunas familias refugiadas que viven en alojamientos muy sencillos en Beirut. En cada vivienda, varias familias con niños deben compartir una o varias habitaciones comunes. Todas estas familias han sufrido pruebas muy duras, hace muy poco tuvieron que huir precipitadamente de sus hogares. Nos han relatado muchas escenas de horror y de crueldad.
Otra mañana, fuimos a visitar a algunas familias caldeas que huyeron de Irak durante los bombardeos de su ciudad, Mosul. Su vida en Beirut no es fácil. Las viviendas tienen que ser compartidas entre varias familias, para poder pagar el alquiler a los propietarios de las mismas, que se aprovechan de su situación de necesidad. Tienen problemas para encontrar empleo, y el trabajo es duro y está mal pagado. Además les es muy difícil, y en ocasiones imposible, enviar a sus hijos al colegio.
Ayer por la tarde, en un barrio popular de la periferia de Beirut, compartimos un encuentro muy cálido en casa de las Hermanitas de Jesús, que habían invitado a un grupo de unos 25 jóvenes, un mosaico que representaba la diversidad de la población que vive en el Líbano: libaneses, sirios, egipcios, armenios, iraquíes.
Un futuro de paz para el Líbano
La vida cotidiana en el Líbano está marcada por el clima de tensiones permanentes y de guerra que impera en toda esta región. Con la llegada de miles de refugiados – sobre todo sirios – se percibe el abatimiento, a veces incluso el desaliento, en todo el país.
Afortunadamente, más allá de los partidos políticos generalmente desprestigiados, hay también personas que, a través de grupos o asociaciones, muestran que es posible vivir en paz y contribuyen a desarrollar la solidaridad, desde el respeto y la acogida de las diferencias, especialmente las diferencias religiosas.
En Nabaa, un barrio del este de Beirut, una franciscana misionera de María ha creado una asociación llamada Beitouna, que significa “nuestra casa”. La asociación gestiona un pequeño local en un edificio humilde, donde pueden acudir las familias que atraviesan grandes dificultades, no solo libanesas sino también sirias, iraquíes, africanas, asiáticas...
Pudimos compartir un encuentro importante con una asociación llamada Adyan, que significa “Religiones”, fundada por un grupo de cristianos y musulmanes. Estos jóvenes quieren un porvenir de paz para el Líbano, un futuro construido conjuntamente por musulmanes y cristianos.
Otro signo de esperanza es que, desde hace algunos años, el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, se ha convertido en festivo tanto para cristianos como para musulmanes. La Virgen María es una figura fundamental, compartida por ambas tradiciones. Los promotores de esta iniciativa fueron Nagy el-Khoury, director de la asociación de antiguos alumnos de Nuestra Señora de Jamhour, un instituto de los Padres Jesuitas donde cada mes se celebra una oración con cantos de Taizé, y el jeque Mohammed Noccari. Es bello ver como, pese a todo, los cristianos y los musulmanes van más allá de las divisiones.