TAIZÉ

Estonia

En Pärnu a principios de mayo

 

En los años desde su independencia, muchos jóvenes Estonios han visitado Taizé o han participado de los encuentros Europeos de fin de año. Las visitas de Taizé a Estonia también han sido numerosas. Hermanos y jóvenes pasaron tiempo yendo de parroquia en parroquia, atravesando el país, muchas veces en pleno invierno.

La llamada a “ensanchar nuestros pasos”, en la “Carta Inacabada” del Hermano Roger, animó a muchos Estonios a sugerir un encuentro de fin de semana donde gente de todo el país y mas allá pudiera reunirse para rezar y compartir. El encuentro, primero en su clase en Estonia, tuvo lugar en Pärnu, cerca de la frontera con Latvia, del 4 al 6 de mayo. Pärnu fue elegida por la cantidad de jóvenes de la parroquia Isabel que han estado viniendo a Taizé a través de los años.

Cerca de 250 personas se anotaron para el fin de semana, de todo Estonia y de Latvia. Los miembros de un coro de la iglesia Finlandesa también participaron. La gente comenzó a llegar la tarde del viernes y fueron acogidos en la parroquia. Algunos se quedaron con familias, otros en salones parroquiales o escuelas locales. La oración del viernes a la noche reunió a todos por primera vez y duró hasta muy tarde, mientras la gente se reunía a rezar alrededor del icono de la cruz.

El sábado comenzó con una oración. Luego, un hermano de Taizé dio la introducción bíblica de la mañana basada en la primera parte de la Carta Inacabada – “¿Cual es la paz que Dios nos da?”. El día continúo con reuniones en pequeños grupos, talleres y visitas para descubrir “signos de esperanza”. Una chica comentó, luego de visitar el hogar de unos ancianos: “¡La manera en que nos recibieron fue un poco como la manera en que Dios nos recibe! El hecho de que todos habláramos diferentes idiomas o que nos viéramos diferente no importaba. Estaban simplemente alegres de vernos, y esa alegría era visible”.

La oración de la noche marcó el fin de un día muy ocupado. Mientras el anochecer se aproximaba, en la iglesia se encendían velas y se cantaban los cantos de la Resurrección; la oración se prolongó hasta bien entrada la noche. La presencia del Arzobispo de Estonia fue un signo de comunión muy importante para todos.
El domingo por la mañana hubo celebraciones en la parroquia Luterana y con la comunidad Católica en Pärnu, luego todos se reunieron para la oración final en la parroquia Isabel. Pensando en los días que todos pasaron juntos, y recordando a los discípulos de Emaús, se hizo la pregunta: “¿En que momento nuestros corazones ardieron dentro nuestro?”

Última actualización: 9 de junio de 2006