Durante el mes de octubre de 2010, un hermano visitará diversas regiones de los Estados unidos. Para acceder a su itinerario, ver esta misma página pero en inglés.
Peregrinación de Confianza en Baltimore
« ¡Yo hago todas la cosas nuevas! »
Durante el verano de 2008, un pequeño grupo de Baltimore (EEUU) vino para pasar una semana a Taizé. Todos muy comprometidos en sus Iglesias locales, junto a ellos estaba el capellán de jóvenes. Después de su estancia en la colina, estaban impacientes en compartir su experiencia con otros de regreso a casa, sobre todo con otros jóvenes, pero se hacían numerosas preguntas sobre la manera de cómo hacerlo.
Baltimore es una ciudad interesante. Situada sobre la costa este de los Estados Unidos, en lo que se llama el Corredor Nordeste, vive bajo la sombra de Washington al sur y de Filadelfia y New York al norte. Como muchas ciudades americanas tiene su cuota de problemas sociales: la fractura racial, la droga y la violencia, las diferencias entre el centro-ciudad y las afueras. Estos problemas, inútil decirlo, son exacerbados por la crisis económica actual. Pero Baltimore tiene también una población creativa que continúa buscando de nuevos modos como imaginar la justicia y la igualdad. Las parroquias son muy activas y las relaciones entre las diferentes confesiones son buenas. Maryland fue la primera y la única colonia católica entre las trece colonias de los orígenes pero con una larga tradición de tolerancia para con los otros cristianos que data de 1650.
En este contexto, el pequeño grupo de peregrinos de Taizé comenzó a hacer visitas y llamadas, a enviar e-mails y a crear relaciones con personas, grupos y parroquias deseosos de caminar juntos en el marco de una « peregrinación de confianza a través de la tierra. » Lentamente, una red se edificó, con momentos de oración, y así tomó forma la idea de tener un fin de semana, para reunir a toda esta gente, con vistas a un tiempo de oración y de compartir en una parroquia de la ciudad. Pero ¿alguien vendría? Poco a poco, el número de inscripciones aumentó: 100, 200, 300 Al fin, más de 400 participantes se reunieron el 27 y 28 de febrero de 2009 a St. Mary of the Assumption Catholic Church. Un hermano de Taizé vino para acompañar el encuentro. El arzobispo Edwin O’ Brien envió un mensaje de bienvenida y su auxiliar, el obispo Dennis Madden, vino para participar en la oración del sábado al mediodía, durante la cual contó sus numerosas visitas a Taizé durante sus viajes entre Jerusalén y Baltimore.
Durante el encuentro, además de los tiempos de oración común, los participantes reflexionaron sobre la Carta de Kenia. El sábado por la mañana fue consagrado a la primera parte de la carta: « ¿Cual es la fuente? » para mí, en otras palabras, ¿qué es lo que me permite vivir plenamente? ¿Cómo Jesús es una "fuente" para mí? ¿Cuáles son los obstáculos en mí y alrededor mío que impiden a la fuente brotar? ¿Qué puedo hacer al respecto? » Por la tarde el tema fue: « ¿Qué podemos hacer, qué debemos hacer? », « ¿Qué paso hacia adelante estoy llamado a hacer ahora? », « ¿Cómo podemos crear más unidad en nuestros grupos y parroquias, entre las Iglesias y en la familia humana? » El vínculo con Kenia ha sido reforzado por el hecho que una de las parroquias de Baltimore, implicada en el encuentro, está hermanada con una parroquia de Mombasa, en Kenia. Incluos habían apadrinado a jóvenes de Mombasa para permitirles asistir al encuentro de Nairobi en noviembre de 2008, y uno de los estadounidenses también fue al encuentro.
Los participantes al fin de semana de Baltimore formaban un grupo muy diverso. « Sólo un encuentro de Taizé puede reunir semejante variedad de personas », observaba uno de ellos. Todos los grupos de edad fueron representados, desde los niños a las personas mayores, incluso numerosos estudiantes y jóvenes adultos de diferentes confesiones, razas y horizontes. La mayoría de los participantes venían de la gran región de Baltimore, pero también viajaron desde Pensilvania, Washington, New York, Virginia, New Jersey e incluso Chicago. Vino un cierto número de polacos, inmigrantes recientes en los Estados Unidos, que habían participado a menudo a Taizé y tomado parte de los encuentros europeos. Es difícil encontrar un grupo tan diversificado que rece y reflexione en común sobre preguntas importantes, en un país donde a menudo la tolerancia significa simplemente que cada persona es libre de « ocuparse de sus propios asuntos » independientemente de otros(as).
Uno de los organizadores escribió: « Nos acercamos a finales de nuestro segundo día del primer encuentro de la Peregrinación de confianza a Baltimore. Los pequeños grupos están reunidos cada uno en su sitio y podemos escuchar las conversaciones y los relatos de vida, pero también lo que puede inspirar la vida por aún venir. Representamos un abanico ancho de edades, de orígenes étnicos y muchos de los Estados a lo largo de la costa este. Aunque de diversas confesiones, hemos encontrado un terreno común.
La planificación y la preparación de este encuentro fue una aventura de fe y confianza formidable. Aprendimos a hablar un idioma común poniendo a un lado nuestros idiomas confesionales. Aprendimos a estar abiertos a las diferentes maneras de abordar un desafío; y nuestra confianza y nuestra carió mutuo echaron raíces y comenzaron a crecer. Todos estamos muy conscientes de haber trabajado con la mano de Dios y que esto nos hizo crecer. Pasamos una prueba, y ahora nuestros sueños se vuelven hacia el próximo horizonte. »
En nuestras vidas hay momentos de intensidad donde lo que creemos toma una forma tangible. En tales momentos recibimos una visión clara del significado de aquello por lo qué luchamos, cosas que, la mayoría de las veces, las consideramos ya logradas, o bien las cuestionamos. Hacia el final del encuentro de Baltimore, la última reunión fue un tal momento para muchos. Se hizo evidente que si algunas personas corren el riesgo de la fe, energías son como liberadas, las cuales reúnen muchos otros más allá de los muros que los separan, y les abren a una multitud de nuevas posibilidades. Pero para que esto ocurra hay que pasar por la puerta estrecha de la audacia de creer que una nueva salida es posible. No hay ressurección sin cruz, sin abandono de la propia comodidad y de la seguridad, sin estar dispuesto a ir hacia lo desconocido. Si no, ¿cómo Dios puede entrar en nuestro mundo?
Durante unos instantes, al final del encuentro, podíamos verdaderamente sentir la verdad de las palabras de Jesús: « ¡Mira! Hago todas cosa nuevas. » Esto le da a cada uno un impulso increíble para ponerse en camino una vez más.