El hermano Roger llegó al pueblo de Taizé en agosto de 1940, a comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Con solo 25 años, creó las bases de una comunidad que para él era una parábola de comunión y un fermento de reconciliación en la familia humana: « Pienso que desde mi juventud nunca me ha abandonado la intuición que una vida de comunidad pudiese ser el signo que Dios es amor y solamente amor. Poco a (...)
13 de abril de 2014