En Taizé, nos comprometemos a:
promover un ambiente seguro.
avanzar hacia una designación cada vez más segura de todas las personas que tengan responsabilidades en la organización de los encuentros en Taizé, y apoyarles en su función.
responder inmediatamente a toda cuestión o incidencia relativa a la protección de las personas.
mostrar preocupación pastoral, dentro del respeto absoluto de las obligaciones legales, hacia las víctimas de abuso o agresión y hacia cualquier otra persona afectada que pudiera encontrarse en Taizé.
asumir nuestras responsabilidades sobre aquellos que representen un peligro hacia los demás.
En Taizé, estaremos atentos a:
haremos lo posible para que sea lugar seguro y acogedor para todos.
disponer de un equipo dedicado a la protección de las personas, constituido por representantes de las distintas comunidades presentes en Taizé, así como por personas externas.
reforzar la atención que prestamos para designar, formar y asistir de manera segura a las personas que participan en la organización de los encuentros, cualquiera que sea su nivel de responsabilidad, para que adquieran la confianza y las competencias requeridas para reconocer los abusos y reaccionar ante ellos.
asegurarnos de que los organizadores están cubiertos por un seguro de responsabilidad civil adecuado.
disponer públicamente en distintos lugares de Taizé los datos de contacto en caso de que surja algún problema o cuestión relacionada con temas de abuso o agresiones.
escuchar y tomar en serio a cualquier persona que señale casos de abuso o agresión.
ante cualquier señal o inquietud legítima relacionada con la protección de las personas, reaccionar y tomar cuantas medidas sean necesarias para proteger a menores y adultos, en colaboración con los responsables de los grupos, los progenitores o los representantes legales y las autoridades civiles competentes.
prestar una atención especial a las víctimas / supervivientes de abusos que deseen comunicar estos temas, cualquiera que sea el tipo de abuso, el lugar, y la época de los hechos.
vigilar con cuidado y atención a cualquier miembro de la comunidad, voluntario o persona implicada en la organización de encuentros que represente un riesgo para los niños o los adultos, manteniendo la confidencialidad adecuada y la seguridad de todos.
asegurarnos de que se ponen en marcha la política de protección de personas, los procedimientos y la evaluación de riesgos, y que son revisados anualmente durante el mes de febrero.
• revisar regularmente la implantación de la política, los procedimientos y las prácticas de protección de las personas.
• aplicar y revisar regularmente todo lo relativo a la salud y la seguridad en la organización de los encuentros.