«Una realidad muy sencilla»
Al abrir el Evangelio, cada uno puede decirse: estas palabras de Jesús son un poco como una carta muy antigua que me fuera escrita en una lengua desconocida; puesto que me está dirigida por alguien que me ama, intento comprender el sentido de ella, y enseguida pondré en práctica en mi vida lo poco que comprenderé de ella…
No son los amplios conocimientos lo que importa en un comienzo. Éstos tendrán su gran valor. Pero es a través del corazón, en las profundidades de sí mismo, que el ser humano (...)
21 de enero de 2005