Una semana después de la resurrección, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con vosotros!”. Después dice a Tomás: “Mete aquí el dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo y cree.”

María dice: La misericordia del Señor llega a sus fieles generación tras generación. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

El Señor es fiel a todas sus palabras, leal en todas sus acciones. El Señor sostiene a todos los que caen, y levanta a los que desfallecen.

Jesús dice: Buscad primero el Reino de Dios y todo lo demás os será dado por añadidura.

Jesús dice: Cuando llegue el Espíritu de verdad, os irá guiando en la verdad toda, porque no hablará en su nombre, sino que comunicará lo que le digan.

Jesús decía a sus discípulos: El Hijo del hombre ha de sufrir mucho, ser rechazado por los sumos sacerdotes y escribas, y ser muerto para resucitar tres días después.

Juan escribe: Este es el mensaje que hemos recibido de Cristo: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna.

Cristo Resucitado abrió la inteligencia a los discípulos para que comprendieran la Escritura y les dijo: “Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de la muerte.”