Descripción
El personaje principal del icono es Cristo, representado de pie en el centro. Está vestido con una túnica blanca tirando a verde. Su rostro, hermoso y afable, es la parte más significativa de su cuerpo. Con la mano derecha hace un gesto de bendición y en la mano izquierda sostiene el Evangelio abierto mostrando las letras griegas alfa y omega.
Cristo está rodeado por una mandorla hecha de capas de color azul oscuro y rojo, con rayas blancas y oro que producen un movimiento ondulante. Una banda blanca gruesa forma el borde de la mandorla. Esta banda no se limita a seguir su contorno, sino que se separa creando seis círculos colocados regularmente alrededor de la mandorla. Dentro de estos círculos, se representa la parábola del buen samaritano en seis episodios.
De izquierda a derecha, de arriba a abajo, las imágenes relatan a ambos lados de Cristo el pasaje del Evangelio. La primera imagen muestra a los dos ladrones golpeando a la víctima. En la segunda vemos a la víctima en el suelo, y al sacerdote y el levita pasando y orando, dejando a la víctima al borde de la carretera. Entonces, llega el buen samaritano con su burro, se inclina hacia el hombre y lo levanta. Le cura sus heridas. En la posada, el hombre herido está en la cama y el buen samaritano se mantiene a su lado. Finalmente, en la última imagen, la víctima, el buen samaritano y el posadero están sentados y compartiendo una comida alrededor de una mesa.
Por encima y por debajo de la mandorla con Cristo en su centro, se representan cuatro ángeles adorando a Dios. Tres de color rojo y uno de un color azul verdoso. En la parte superior del icono detrás de los ángeles se encuentra una banda roja ondulante y detrás de los ángeles de la parte inferior se encuentra una banda verde. En las bandas se puede leer: "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25:40).
Significado
La figura de Cristo vestido de blanco representa al Cristo celestial, transfigurado tal como vendrá al final de los tiempos. Con su presencia nos bendice y nos cuenta la historia del buen samaritano. La mandorla significa el misterio de Dios que no podemos entender. Pero vestido de blanco como un recién nacido, Cristo viene a nosotros y nos da a conocer a Dios.
En las imágenes que cuentan la parábola, la víctima también está representada con un vestido blanco: Cristo está presente en el ser humano herido que necesita nuestra ayuda. En varias imágenes, la posición de la víctima recuerda momentos de la pasión de Cristo (la flagelación, el descendimiento de la Cruz). El buen samaritano está vestido de verde, el color que simboliza la presencia del Espíritu Santo. Ciertamente no es fácil ayudar a los necesitados, pero si empezamos a hacerlo, el Espíritu Santo nos llena y actúa a través de nosotros.
En la primera imagen podemos ver a tres personas: los dos ladrones que golpean a la víctima. La imagen muestra una trinidad desfigurada. Recordando el asesinato de Abel a manos de Caín al principio de la Biblia, la historia comienza mostrando la armonía quebrantada por el pecado. El hombre, aunque creado a imagen de Dios, no se le asemeja. En la última imagen vemos otra vez tres personas. Se sientan alrededor de una mesa en la que hay una copa como en el icono de la Santísima Trinidad: se ha restablecido la armonía trinitaria. Mientras que una piedad que olvida a su prójimo, como la del levita y el sacerdote que pasan al lado de la víctima, es sólo una forma de idolatría, lo que devuelve a la humanidad la semejanza de Dios es el amor, el acto de caridad realizado por el buen samaritano.
Estilo artístico
El icono se ha realizado utilizando la técnica tradicional de la iconografía transmitida por la Iglesia Ortodoxa: temple al huevo y dorado con pan de oro sobre madera cubierta de lefka (ungüento blanco a base de tiza). Como en la mayoría de los iconos, el estilo es predominantemente bizantino. Aunque teniendo en cuenta que el arte de los iconos no es un don reservado sólo al cristianismo oriental, se han introducido en la expresión de la figura de Cristo y en el conjunto de la composición diversos elementos de la tradición artística occidental, y especialmente de la región borgoñona. Así, el Cristo recuerda al Cristo glorificado de la capilla de los monjes de Berzé o el Cristo representado en los tímpanos de las iglesias románicas, por ejemplo, en Vézelay. Toda la composición, con los lazos alrededor de la mandorla, está inspirada en el arte de los manuscritos iluminados.
Desde un punto de vista artístico, el interés del icono se encuentra principalmente en el hecho de que no es una copia de una imagen tradicional, sino una representación nueva. De la reflexión sobre la parábola del buen samaritano surge una imagen que, a través de sus formas y colores, revela el Evangelio con una nueva frescura. Por tanto, el icono es parte de la tradición viva por la que el Espíritu Santo siempre nos lleva a descubrir de nuevo la fe.