TAIZÉ

Ucrania | Artículo del hermano Alois

 
A petición del semanario francés La Vie, el Hermano Alois escribió este artículo en línea en francés. Aquí está la traducción al castellano.

"En Ucrania, el mal no tendrá la última palabra"

Este año, el tiempo de la Cuaresma comienza en un momento en que el continente europeo ha sido golpeado por la guerra. Esta trágica noticia nos sumerge en el misterio del mal. El mismo Jesús hizo la última experiencia al aceptar libremente entregar su vida en la cruz: llegó hasta el final en el camino del sufrimiento. En nuestro camino hacia la Pascua, nos sostiene esta esperanza: más allá de la cruz, por la resurrección de Cristo, Dios ha abierto un camino de vida para toda la humanidad.

¿Cómo es posible que el fuego de las armas y de las bombas separe a pueblos tan cercanos entre sí en tantos aspectos? Muchas familias tienen parientes a ambos lados de la frontera.... Durante una peregrinación a Rusia, Bielorrusia y Ucrania en 2015, con un pequeño grupo de jóvenes de varios países, fui testigo de ello al visitar a unos soldados ucranianos heridos en combate en un hospital de Kiev. Con nosotros estaba una joven de Rusia. Hace unos días, al estallar la guerra, esta joven rusa recordó esta visita y compartió la siguiente historia: "Cuando entré en ese hospital, estaba paralizada por el miedo y la vergüenza. Al principio me resultaba difícil decir algo. Luego empecé a contar que de niña iba todos los veranos a casa de mi abuelo en Ucrania, que mi primo había nacido en Ucrania. Entonces los soldados ucranianos empezaron a cambiar: uno de ellos dijo de repente que su mujer era rusa, luego otro que sus padres vivían en Rusia.... Y quedó claro que, de hecho, estábamos muy unidos, que éramos como hermanos y hermanas".

Oremos para que estas semillas de compartir y comunión no sean arrancadas por la locura de la guerra, sino que a la larga resulten más fuertes que la violencia sin sentido. Es casi demasiado pronto para expresar este deseo, cuando cada día que pasa hay más víctimas y heridos. Pero mantengamos en lo más profundo de nuestros corazones, la esperanza segura de que el mal no tendrá la última palabra.

El Papa Francisco ha convocado una jornada de ayuno y de oración para el Miércoles de Ceniza. En muchos lugares del mundo, los creyentes se reúnen y rezan por la paz. Hace unos días, recibimos un mensaje de un sacerdote ortodoxo de Rusia: en su parroquia también están rezando por la paz.

Sí, para vivir este tiempo de Cuaresma en solidaridad con los que sufren la guerra que asola Ucrania, recemos por las víctimas y sus familias en duelo, por los heridos, por los que han tenido que huir, por los que hubieran querido hacerlo pero no han podido, y también por todos los que han optado por quedarse donde viven. Pensemos en las personas más vulnerables, que serán las primeras en sufrir las consecuencias del conflicto armado, en los niños que han sufrido, en los jóvenes que no ven futuro.

En nuestra oración, no olvidemos pedir al Espíritu Santo que inspire a los dirigentes de los pueblos y a todos los que están en condiciones de influir en el curso de los acontecimientos, para que el fuego de las armas cese cuanto antes. Oremos para que la guerra no aumente las divisiones en el seno de las iglesias y de las familias, y para que los dirigentes de las iglesias caminen al lado de todos los afectados por esta terrible prueba. Y como cada vida humana cuenta a los ojos de Dios, pensemos en los combatientes de todos los países implicados, y también en sus familias, por ejemplo en las abuelas que ven a sus nietos ir al frente, a una guerra que no eligieron ni quisieron. Tal vez, un día, salgan a la calle para protestar....

Al comenzar este tiempo de Cuaresma bajo auspicios oscuros, estamos llamados a vivir estos cuarenta días en comunión con los que se ven afectados por la violencia, no sólo en Europa sino en todo el mundo. En la cruz, Cristo abrió sus brazos para abrazar a toda la humanidad. Una humanidad demasiado a menudo desgarrada, pero siempre unida en el corazón de Dios.

Última actualización: 3 de marzo de 2022