Fuente de vida y de eficacia es la palabra de Dios, penetra y escruta los sentimientos del corazón.

Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación

No estéis tristes, ni lloréis: ¡la alegría del Señor es vuestro apoyo!

Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el hijo de Dios?» Ellos le contestaron: «Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» «Y vosotros, preguntó Jesús, ¿quién decís que soy?» Pedro respondió: « Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.»

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera.

Pablo escribe a los creyentes de Tesalónica: En medio de nuestras dificultades y tristezas, hermanos, hemos recibido de vosotros una nueva fuerza motivada por vuestra fe.

Jesús dice: Las zorras tienen madriguera, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.

Una semana después de la resurrección, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con vosotros!”. Después dice a Tomás: “Mete aquí el dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo y cree.”