Jesús, tomando consigo a Juan, Pedro y Santiago, subió a la montaña para orar. Y ocurrió mientras oraba que el aspecto de su rostro cambió. Se formó una nube que los cubría, y de ella salió una voz que decía: Este es mi hijo, mi elegido. Escuchadlo.

Me mantuve vigilante, hice guardia oteando lo que me decía el Señor, y el Señor me respondió: «El justo vivirá por su fidelidad.»

El mundo pasa, y también todo lo que en él se puede desear, Pero el que hace la voluntad de Dios vive para siempre

Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó, y así se convirtió en el padre de una multitud de pueblos.

Jesús dice a la mujer samaritana: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide agua, serías tú la que le pedirías de beber y él te daría agua viva.

El apóstol Pablo dice: Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos. Por él padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor

Volveos hacia mí, dice el Señor, y os salvaré, confines de la tierra, pues yo soy Dios y no hay otro.

El Señor dijo: He visto la aflicción de mi pueblo. He oído el clamor que le arrancaban sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo.