Jesús dice a una mujer: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado? Ella responde: Nadie, Señor. Entonces Jesús dice: Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.

Buscad al Señor mientras se deja encontrar, invocadlo mientras está cerca. Que el malvado abandone su camino, que se convierta al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Aguardo continuamente y te alabaré sin cesar, Señor. Mi boca dirá tu justicia.

Moisés dijo a Dios: «Voy a decir a la gente: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Cuando me pregunten: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?» Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» Y añadió: Tú les dirás: ‘Yo soy’ me envía a vosotros.»

Jesús dice a Pedro: He orado por ti para que tu fe no decaiga. Entonces tú, cuando vuelvas a mí, afianza a tus hermanos.

Quien ama no hace mal al prójimo. Por lo tanto, amando, obedecemos completamente la Ley.

El Señor dijo: Yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal?

Alégrate y aclama. Mira a tu rey que está llegando: justo, victorioso, humilde, cabalgando un asno.