Tobias (Alemania)
Cuando llegué, fui calurosamente acogido en el aeropuerto y después en la facultad de teología, en mi parroquia de acogida y por mi familia de acogida. Entré por primera vez en una iglesia ortodoxa el miércoles por la noche. Es una pequeña iglesia muy bonita, con pinturas, iconos y dorados por todos lados. Estaba impresionado, pero no era lo que me esperaba. Entonces empezó el oficio. La música no correspondía tampoco a la idea que tenía de la música ortodoxa. Era magnífico, pero me sentía extranjero y desorientado.
A lo largo de estos últimos días, he tenido tantas conversaciones interesantes. La primera fue con una mujer de una cierta edad delante de la iglesia – ella no hablaba ni inglés ni alemán y yo no hablaba rumano, así que nos comunicamos por gestos. Nos dijo de hacer el signo de la cruz a la manera ortodoxa y nosotros le mostramos las diferencias respecto la versión occidental. El encuentro siguiente fue con dos sacerdotes de nuestra parroquia de acogida. Conversamos sobre las diferencias y puntos comunes utilizando los símbolos en la iglesia e hicimos una visita guiada de nuestra iglesia de acogida. También hablé con el guía durante un taller.
Y hoy, dos días más tarde, cuando la oración de la noche ha empezado y que la parroquia se ha puesto a cantar, me he sentido como en casa e incluso he intentado cantar con ellos. No podía pronunciar ni una palabra. Pero estaba rodeado de amigos en esta bella iglesia, con una magnífica atmósfera.
Monique (Países Bajos)
La hospitalidad de Bucarest es increíble. El tiempo de la Cuaresma es estricto en Rumanía, en razón de la Pascua ortodoxa que celebramos este domingo. La Cuaresma no quiere decir no comer nada, pero sí recibir muchas legumbres y comida, sin ningún producto lácteo. ¡Y las familias de acogida son muy amables! La madre de nuestra familia de acogida no hablaba más que un poco francés y rumano, pero la única frase que realmente no entendía era “¿podemos ayudaros?” El lenguaje corporal es universal, ¡llegamos a eso fácilmente! Estoy realmente muy agradecida por este tiempo pasado en Rumanía y de poder celebrar la Pascua ortodoxa juntos.
Theodor (Bulgaria)
El Viernes Santo, entramos en la iglesia con los recuerdos aún fuertes del evangelio de la vigilia – el relato de la Pasión. Todo está decorado con flores traídas por los feligreses durante el día, todo tiene un aire realmente alegre, cuando en ese momento escuchamos a los sacerdotes leer las Lamentaciones y podemos apenas captar la extensión del sufrimiento en el corazón de la gente, aun sabiendo que todo aquello debía llegar… por nosotros. La procesión que sigue es a la vez muy solemne y silenciosa, pero refleja también la procesión de la Resurrección. Todo el mundo entra en la iglesia una segunda vez y vemos ya la cortina blanca donde hay escrito “Hristos a inviat” – Cristo ha resucitado. Sabemos que es cercano, y por tanto sabemos que venimos del funeral del Salvador. El servicio del Viernes Santo es un momento extraño, con un anticipo de la Resurrección.
Josy (Alemania)
El Viernes Santo, tuvimos la ocasión de visitar la parroquia “San Panteleimon”. Me conmovió mucho de nuevo la hospitalidad rumana, la calurosa acogida de varias personas: el sacerdote que ha explicado el sentido del oficio del Viernes Santo; Julia, la directora de una escuela, que ha hablado con pasión de su profesión de profesora y que ha dicho como ella encuentra Dios en los niños; Ruxandra, una niña de 12 años, que me ha impresionado con su excelente inglés, pero aún más con su sonrisa, luminosa y acogedora; la directora del centro de curas paliativas, que hace su difícil trabajo tan cálidamente.
Todos estos encuentros me han mostrado que, a pesar de nuestros estilos diferentes de alabanza y de nuestras dificultades a entender los ritos del otro, buscamos todos a Dios; ¡y que las personas que he encontrado piensan igualmente que Dios es amor!
Iryna (Bielorrusia)
En Bucarest, la mayoría de personas van a la iglesia con flores el Viernes Santo. No llegaba a entender por qué, un día tan trágico, la gente traía flores y las ponían a los pies de la cruz. Al final de la liturgia de la noche, el sacerdote ha dicho que cada persona, al salir de la iglesia, recibiría una de las flores traídas hoy, y que ésta debía conservarse hasta la siguiente fiesta de Pascua, como símbolo de amor. Cristo es amor, Él ha muerto en la cruz para que tengamos vida eterna – no es por tanto una cuestión de muerte, sino solamente de amor. Estando delante de una gran cruz el Viernes Santo, nosotros, que creemos en Jesucristo, podemos ver la cruz a la luz de Cristo resucitado, y no como un signo de humillación. Aquí, en Bucarest, el Viernes Santo ha sido para mí una gran esperanza y un testimonio del amor sin límite de Dios por los humanos, que dan testimonio que Cristo ha vencido a la muerte y al miedo.
Ania (Polonia)
Estar en Bucarest durante la Cuaresma y unirse a las oraciones de los cristianos ortodoxos y a su vida de cada día es una oportunidad única de acercarse a su fe y a sus tradiciones pascuales. Es increíble ver hasta qué punto son abiertos, y de sentir su deseo de pasar este tiempo tan particular con nosotros. No solamente invitándonos a su casa, sino también compartiendo su fe con nosotros.
Ladyna (Alemania)
Venir a Bucares a significado para mi experimentar la hospitalidad a un nivel inédito. La madre de nuestra familia de acogida no solamente nos ha abierto su puerta, sino también su corazón, y ha generosamente compartido su vida sin dudarlo. Y las oraciones ortodoxas y la belleza de los cantos me han hecho darme cuenta que las cosas más preciosas son más fácilmente comprensibles por el corazón que por la cabeza.
Matthijs (Países Bajos)
Desde hace un cierto tiempo, me he interesado mucho por la Iglesia ortodoxa y sus tradiciones. Pero lo que había visto de ello era esencialmente ruso ortodoxo. Rumanía me ha abierto los ojos sobre la manera de ver el edificio que es una iglesia, y más especialmente una iglesia ortodoxa. Allí donde las iglesias rusas son cuadradas, las iglesias rumanas están construidas en forma de cruz, orientadas al este. He aprendido mucho también sobre la fabricación de los iconos. Por ejemplo, un icono puede representar a la Virgen María sosteniendo al niño Jesús con la mano derecha o la izquierda, o incluso las dos. Detalles a los que nunca había prestado atención. Encima de la salida de la iglesia, había visto iconos del Juicio Final en las iglesias rusas, mientras que en las iglesias rumanas, se trata de iconos de los fundadores de la iglesia en la que nos encontramos. Tantos pequeños detalles aprendidos que, con la hospitalidad de los rumanos, han hecho de este peregrinaje una experiencia formidable.
Jakob (Alemania)
Durante nuestra visita a Bucarest he comprendido mejor lo que significa “hermanos y hermanas en Cristo”. Estas palabras, que se pueden decir fácilmente, se han convertido en más concretas a través de la alegría de la Resurrección. Como el hermano Roger decía: “Es Cristo resucitado quien nos reúne”.
Gracias a todas las parroquias que han acogido a los jóvenes. Nuestras experiencias juntos quedarán siempre en mi corazón.