La ciudad de Kolkata es muy querida por los hermanos de Taizé. Hace 30 años, cuando la ciudad todavía se llamaba Calcuta, el hermano Roger estuvo allí por primera vez. Vivió durante un tiempo en un barrio pobre cerca de la casa de la Madre Teresa. Regresó a Kolkata en 1997 para las exequias de la Madre Teresa y, a pesar de la tristeza, se alegró de poder estar de nuevo allí.
En el transcurso de los últimos meses algunos hermanos de la comunidad organizaron un encuentro de jóvenes junto con unas veinte parroquias y comunidades locales de Kolkata. Taizé fue invitado por la Comisión de Juventud de la Conferencia Episcopal India y trabajó en estrecha colaboración con la archidiócesis católica de Kolkata y la Iglesia Protestante del Norte de la India.
Compartimos a continuación algunos ecos del encuentro día por día:
Miércoles, 4 de octubre: preparativos
Las festividades de Durga Puja, la fiesta hindú observada de modo particular en Bengala y en Kolkata, se desarrollan a través de esta enorme metrópolis. El lunes al atardecer las estatuas de la diosa fueron transportadas al río Hoogli y tiradas al agua. Cada día, al anochecer, se ve y se oye la música y las danzas por toda la ciudad alrededor de los templos provisionales, algunos simples, otros muy refinados, construidos para la fiesta con el fin de que cada barrio pueda participar en los ritos.
En los barrios musulmanes las familias comen juntas cada atardecer para marcar el fin del ayuno diario del Ramadán. Se nota el ambiente festivo, distinta de las imágenes occidentales del ayuno. Se palpa la alegría, pues el monzón llega a su fin.
En el terreno de juego del Don Bosco College, cerca del Park Circus, ha sido construida otra carpa provisional de oración, la shamiana. Será el lugar central para la oración y el encuentro de la peregrinación de confianza del 5 al 9 de octubre. La shamiana, que ha sido construida según los métodos tradicionales, con palos de bambú cubiertos de lona de protección de distintos colores, será lo bastante grande como para contener los miles de jóvenes que llegarán para el encuentro.
Ayer por la tarde los jóvenes que ya habían llegado y los hermanos y los voluntarios se reunieron para oración en el Bishop College, el colegio de Teología de la Iglesia del Norte de la India. Las melodías familiares de los cantos de Taizé se cantaron en hindi y en bengalí. Los grupos de Pakistán y de Bangladesh, de Singapur y de Filipinas participaron también en ella, como también los indios procedentes de muchos estados, entre otros de Tamil Nadu y de Kerala, Manipur y Haryana. Además había también jóvenes europeos de Letonia y de España, de Luxemburgo y de Italia.
El hermano Alois acababa de llegar a Kolkata después de visitar a los hermanos en Bangladesh. Habló de la alegría de poder encontrarse y rezar juntos en esa ciudad donde los cristianos son una minoría, donde siempre han dado testimonio de una manera muy clara y evidente del mensaje central del Evangelio.
Jueves, 5 de octubre: la llegada
Temprano esta mañana, en medio de las prisas y de los vaivenes de la muchedumbre en la estación de Howrah, algunos grupos de jóvenes llegaron a Kolkata tras viajar toda la noche en tren. De Karnataka y de Kerala, de Assam y de Andhra Pradesh… estaban representados todos los rincones de la India. Los equipos de jóvenes voluntarios de Kolkata les acogieron mientras bajaban del tren y les guiaron hacia la parroquia de St. Aloysius, donde otros los esperaban para continuar la acogida.
¡Tantos rostros sonrientes, tantos peregrinos contentos por haber llegado a su destino! Les explicaron el programa del encuentro detalladamente: «No es una conferencia, sino un momento para la búsqueda espiritual y la oración», decía un joven voluntario. Después del desayuno –un huevo, chapatis y té caliente– se dividieron los grupos en grupos más pequeños y los enviaron a uno de los doce centros de acogida, compuestos por varias parroquias y comunidades religiosas, para la segunda parte de la acogida. Los autobuses estaban listos para transportarles atravesando la enorme circulación del centro de Kolkata.
En el centro de acogida el equipo de preparación encontraba lugares en las familias para algunos y en las escuelas vecinas para otros. En la parroquia de Cristo Rey, cerca de Park Circus, un grupo de tailandeses acababa de llegar de la estación de Sealdah, donde la mayoría de los jóvenes de fuera de la India habían sido invitados a llegar. Ese centro de acogida recibía de igual modo a los jóvenes de España, Polonia e Italia y también de varios estados de la India. Ver «Acogida» escrito en tantas lenguas y escrituras distintas era un maravilloso signo de universalidad que íbamos a vivir durante esos días.
En Don Bosco School se estaban haciendo los últimos preparativos en la shamiana para la oración del atardecer. Un coro compuesto por jóvenes de Bangladesh y de diversas regiones de la India ensayaba algunos bhajans, cantos repetitivos tradicionales a menudo utilizados por los cristianos del sur de Asia, al igual que los cantos de Taizé más conocidos cantados en hindi y en bengalí. ¡Qué distintos sonaban acompañados por los pequeños címbalos!
Viernes, 6 de octubre: la confianza
¡Ayer llegaron 800 personas más de lo previsto! Algunos llegaron muy tarde, lo que supuso una larga jornada para quienes trabajaban en la acogida, pero se encontró lugar para todos.
En Don Bosco School hubo un espléndido ambiente de fiesta esta mañana cuando los jóvenes regresaban tras sus primeros encuentros en los centros de acogida de toda la ciudad. Resultaba increíble ver tanta alegría en los rostros de cada uno. Aunque la mayoría de los participantes era de la India, la diversidad de lenguas y el modo de vestir hacía que se viera más claro que en la oración y en la búsqueda de nuestras raíces comunes en el Evangelio es donde somos una sola familia humana. De repente cada uno se encuentra al mismo nivel. Ya no hay más Este u Oeste, Norte o Sur.
Cada uno expresaba sus comentarios sobre la belleza de la oración común. Ya ayer por la tarde los jóvenes se unían sin dificultad a los bhajans y a los cantos de Taizé. La estructura simple de la celebración de su presencia en medio de nosotros. Para un oído europeo hay algo atrayente en la manera india de cantar que permite entrar muy fácilmente en la oración. No es simplemente la novedad de lo que se oye, sino la evidencia de una oración que sube del alma misma.
Después de la oración del mediodía se sirvió la comida. Toda la comida la preparó allí mismo un equipo de cocineros en grandes ollas puestas encima de fogones de gas. Arroz con una salsa no muy picante y un huevo o legumbres repartidos en platos de plástico con un plátano o una manzana. ¡Muy bueno todo! No hay que pelearse con envolturas de plástico. Ni cuchillo, ni tenedor, pero se daban cucharas a quienes lo quisieran. Sin embargo, la mayoría comía simplemente con los dedos, después de lavarlos cuidadosamente, como la mayoría de los indios. Asombraba ver a los jóvenes europeos comiendo con las manos. Después se lavaban bien todos los platos para utilizarlos de nuevo en la cena. Nada se desperdiciaba.
A las 17:00 horas había distintos talleres. Los jóvenes de bengala Occidental compartieron algo de sus tradiciones y cultura bajo la shamiana. Dos hermanos de Taizé condujeron una reflexión sobre la oración en el gran pabellón. Muchos vinieron para el encuentro sobre el «Diálogo de vida entre personas de diferentes religiones» en el auditorio. Se dieron distintos testimonios sobre «reunirse juntos», «actuar juntos» y «reflexionar juntos». Se podía notar hasta qué punto es cierto ese modo de vida en la India. Para la mayoría de las personas el contacto cotidiano con personas de otra religión es una realidad. Las barreras existen, pero es la tolerancia, el respeto y la colaboración lo que forma parte de la gran tradición.
Sábado, 7 de octubre: la paz
En verdad resulta difícil expresar con palabras la belleza de la oración aquí en Kolkata: una silenciosa palpitación del corazón en medio del barullo de la ciudad. «Prabhu hamari vinati sun», - Señor, escucha nuestra oración - : todos cantamos en hindi como respuesta a las intercesiones. Era como una columna de fuego que subía hacia Dios.
Ayer al atardecer la oración en torno a la cruz duró mucho rato. La comida se distribuía inmediatamente después, pero ello no desanimó a los jóvenes a esperar pacientemente su turno para ir a poner su frente sobre el icono y confiar de este modo sus cargas a Cristo. Para muchos de estos jóvenes era el primer contacto que tenían con Taizé. Impresionaba ver cómo habían entrado con sencillez y facilidad en la oración.
Sor Nirmala, la madre general de las Misioneras de la Caridad también estuvo presente y vino a rezar en torno a la cruz – cada atardecer un gran número de sus hermanas vinieron a la oración – y el hermano Alois habló de la relación que unía a la Madre Teresa y al hermano Roger y su gratitud por esa relación que sigue habiendo.
Cuando uno caminaba por Don Bosco School se encontraba con distintas personas. Un joven de las islas de Adaman contaba que el día de Navidad de 2004 partió de su aldea para pasar las fiestas con sus padres en Port Blair, la capital. Al día siguiente, el maremoto afectó a las islas. Al regresar a su aldea se encontró con que varios de sus amigos habían sido arrebatados. Una hermana de Nepal hablaba del grupo de 35 jóvenes que había traído al encuentro. Sólo dos de ellos habían dejado antes su aldea. Los cuatro jóvenes de Laos sonreían todo el tiempo. Una joven de Suiza hablaba de la acogida que recibió en una aldea al norte de Kolkata donde fue enviada en el marco del programa previo al encuentro. Había desaparecido la timidez de los primeros días – la gente se encontraba libremente compartiendo su vida, sus preguntas y sus alegrías.
El tema de hoy es «la paz». El texto escogido para el pequeño grupo de compartir de la tarde es Jeremías 29,11-14: «Los planes que tengo para vosotros son de paz y no de desgracia, dice el Señor, para daros un porvenir y una esperanza.» Nuestro encuentro de estos días parece encarnar estas palabras. ¿Cómo es posible que siendo tan diferentes estemos al mismo tiempo tan unidos? ¿Cómo podemos seguir viviendo de esta manera en nuestros corazones?
Uno de los talleres de esta tarde será sobre la herencia de Rabindranath Tagore, el gran poeta bengalí del pasado siglo, y de su confianza en el ser humano. Este poeta es venerado por muchos en la India y en Bangladesh, independientemente de su religión o de su origen. Su poesía atañe la búsqueda interior y el sentido de admiración presente en cada ser humano.
Este atardecer la shamiana será iluminada por 6000 velas para celebrar la resurrección de Cristo. Es por ello que estamos aquí.
Domingo, 8 de octubre: la esperanza
Las visitas a los lugares de esperanza son uno de los aspectos más importantes del encuentro de Kolkata. ACNUR Kala es una cooperativa para mujeres de escasos recursos que a menudo tienen que criar solas a sus hijos. El primer año reciben un pequeño salario y una formación, de tejido o de costura. Durante el segundo año el salario aumenta y lo que hacen se vende a través de una cooperativa. El tercer año no reciben más salario fijo, sino que se les paga según lo que hacen y venden. Varias mujeres llegan al tercer año y logran incluso abrir su propio punto de venta al detalle. La cooperativa es animada por mujeres cristianas, pero la mayor parte de los miembros son hinduistas. Es un bello ejemplo que muestra que ayudar a los pobres puede contribuir a superar las barreras que existen muy a menudo entre las distintas religiones.
Las hermanas de Loreto animan un albergue para niños de la calle cerca de la estación de Sealdah. Organizan también la instrucción de los niños. De esta manera los niños que no tienen nada pueden tener una oportunidad para encontrar su camino en la vida. La pobreza y la miseria son muy evidentes en Kol¬kata. No es inhabitual caminar por la acera y darse cuenta súbitamente de que uno está caminando por el espacio que sirve a alguien como habitación para dormir, de sala y de cocina… Ver cómo algunos hacen todo lo posible para aliviar el sufrimiento de sus compañeros de vida nos hace más humildes y a la vez nos llama a emprender lo poco que podemos hacer nosotros mismos.
En la oración del atardecer el hermano Alois hablará del icono de la amistad, que viene de Egipto, y de la manera en que este icono nos muestra la amistad de Dios por cada uno de nosotros. El icono, muy conocido en Taizé, muestra a Jesús con su mano sobre el hombro de un amigo. Ambos miran de frente. Es una bella imagen de Cristo que camina con cada uno de nosotros ofreciéndonos su amistad.
Se darán algunas copias del icono a los jóvenes de cada región de la India y a alguien de cada uno de los países representados. La idea es que este símbolo ayude a continuar una peregrinación de confianza una vez de regreso a casa. Se podía llevar el icono a un asilo de ancianos, o a un hospital para rezar con personas que normalmente no pueden ir a la iglesia, o bien para un encuentro de jóvenes de una región, o simplemente a una parroquia del otro lado de la ciudad que no visitamos muy a menudo… Sería maravilloso si aquellos que regresan de Kolkata pudieran compartir ese espíritu de peregrinación con otros.
Lunes 9 de octubre: continuar de regreso a casa
Los días compartidos juntos han sido extraordinarios. Cada uno parecía muy agradecido por la hospitalidad recibida, la preparación cuidada del programa de la mañana en los centros de acogida, los talleres y las oraciones en Don Bosco School.
Ayer fue interesante escuchar a los jóvenes europeos durante los encuentros por países. Muchos de ellos habían llegado a Calcuta hace una semana, o incluso antes del inicio del encuentro. Habían sido enviados a las aldeas de los alrededores para vivir con familias y participar en la vida de la Iglesia local. Un chica dijo que había caído enferma, pero que los cuidados prodigados por sus anfitriones la conmovió, ¡incluso si le costó un poco aceptar los remedios tradicionales! «Debéis aprender repetidamente cómo confiar en la gente. Aunque esta experiencia no fue fácil, me ayudó a recordar que la gente son en el fondo amables, atentas y generosas», decía.
Dos pakistaníes del estado de Sind dieron testimonio de su alegría en el transcurso de un pequeño grupo de compartir durante la tarde. Se encontraron de repente en el mismo grupo con algunos jóvenes indios de Penjab. Durante la partición de la India, Penjab fue dividido entre la India y Pakistán formando los estados de Penjab y de Sind. Son escasas las ocasiones para reunirse. Pequeños encuentros como este nos ayudan a comprender por qué hemos venido a Kolkata.
Y así continúa la peregrinación de confianza. Sólo en el transcurso de las semanas y de los meses que vienen comprenderemos plenamente lo que hemos vivido durante estos pocos días.