Pablo, un voluntario de Bolivia nos cuenta sus experiencias durante las visitas:
En la primera parada nos topamos con jóvenes de colegios de diferentes clases sociales, pero con un mismo interés en Cristo y en la participación del encuentro, y es donde una pregunta surgió en mí...¿Es posible que jóvenes de diferentes realidades puedan acoger a Cristo en su corazón?, duda que fue respondida en las diferentes oraciones que tuvimos en San Felipe, donde sin importar la parroquia, la clase social se sentaron junto a nosotros los jóvenes a orar entorno a Jesús. Al empezar la oración muchos jóvenes se dieron cuenta que los cantos ya los conocían, pues aquí en Chile son muy usados en las misas, más muy pocos saben que son de Taizé. La pregunta que surgió en mí estaba por demás respondida, pero Dios tenía aún más respuestas para mí.
Al llegar a Quillota, nuestra segunda parada, el pastor de la Iglesia Bautista del lugar nos acogió con los brazos abiertos, y al día siguiente animamos una oración en su Iglesia, y nuevamente la inquietud tomo forma de duda y me dije: ¿estos jóvenes acogerán nuestra invitación a orar juntos, siendo nuestras tradiciones cristianas diferentes? ¿habrá una buena recepción del encuentro?, incluso me preguntaba cuáles serían las diferencias entre ambas tradiciones: la católica y la bautista.
La oración empezó en un ambiente armónico, donde nuevamente Cristo era el centro de todo y no nuestras diferencias, y fue en el silencio donde me di cuenta que quizás poco importa la camiseta que cada uno tenga o la bandera que flamee, poco importan los muros que nos separan, pues entorno a Dios la oración va más allá de ellos y nos hace ver unos a otros en nuestra esencia, nos vemos como personas y sobre todos como hijos de un mismo Dios que seguimos a un mismo Cristo...eso desde mi humilde percepción y experiencia en este viaje es lo importante.
Catalina, una joven católica de Quillota que trabaja en la pastoral juvenil hace ya unos años y el año pasado estuvo en Taizé durante tres meses nos cuenta:
“Gracias a la Peregrinación de Confianza que tendrá lugar a fin de año en Chile, hace unos días tuvimos la oportunidad de compartir una oración con la Iglesia Bautista. Cuando supe, me entusiasmé enseguida con la idea. Sentí que al fin se daba la ocasión de conocer a otros hermanos cristianos que viven tan cerca pero que nunca hemos visto En Taizé, podemos compartir con distintas confesiones cristianas y logramos alegrarnos de nuestra Fe y Esperanza sin ver como obstáculos nuestras diferencias. Al contrario, es una manera de enriquecernos. En Chile, los cristianos suelen estar muy segmentados y no tener esos espacios y esas oportunidades de compartir.
Debo admitir que al entrar por primera vez en una Iglesia Bautista iba con ciertos miedos. No a las personas en sí, sino que a no saber reaccionar frente a nuestras diferencias. Llegó el día de la oración y todos esos miedos desaparecieron enseguida. Todos tenían una actitud de gran disposición y la Iglesia nos acogió cariñosamente. Fue cuando me puse a reflexionar que siempre deberíamos tener esa actitud y que en verdad cualquier tipo de miedo es infundado. Muchas veces llevamos una vida muy activa y nos concentramos en cumplir con nuestras obligaciones, corremos de un lado a otro olvidando cuan importante es darnos un tiempo. Un tiempo para acoger desinteresadamente a nuestro hermano y escucharlo. Estar con los brazos abiertos. Creo que es algo fundamental para que el ser humano llegue de verdad a encontrarse con el otro. Es un aspecto que pude descubrir en Taizé al igual que en esta oración junto a los hermanos Bautistas.
A través de esta experiencia, aprendo cada vez más lo que realmente es acoger a un hermano y estar presente como parte del amor que podemos dar. Aprendo a valorar lo que nos une en vez de ver nuestras diferencias. De esta manera, es hermoso contemplar como Dios nos invita a la reconciliación en la familia humana con pasos como este.”
Como la preparación hacia la Peregrinación de Confianza en diciembre, decidieron de preparar y animar juntos una oración con cantos de Taizé en noviembre. Está oración tendrá lugar en la Iglesia Bautista de Quillota.